domingo, 11 de marzo de 2018

Casa Puga - Almería

Quien entra por primera vez en Casa Puga puede pensar que lo mejor de esta taberna son los boquerones en adobo y las gambas con gabardina, porque, ciertamente, están de vicio. Error.
Como reza el eslogan del negocio: «Lo mejor de Casa Puga son sus clientes».
No es que sean buenos clientes, clientes habituales o clientes fijos, es que prácticamente viven en Casa Puga, a tal extremo que «más de una vez han venido a buscarlos al bar para decirles que acababan de ser padres». Eso cuenta, sin disimular su regocijo y su orgullo, Leonardo, camarero y copropietario de este establecimiento que no sólo presume de su fervorosa parroquia, sino de ser el más antiguo de la ciudad, de 1870, nada menos. Además de los boquerones y las gambas, hay otras 40 ricas tapas y, para empujarlas, vino de la sierra de la Contraviesa, a donde, por cierto, todos los años organizan los dueños un viaje de aprovisionamiento en autocar, acompañados por la clientela más devota, esa que siempre está y estará en Casa Puga, hasta que la muerte (o un nacimiento imprevisto) los separe. El siempre atestado local posee, entre otras mil curiosidades, una colección de botellas de brandy de todo el mundo y una barra de mármol de Macael en la que los propios clientes llevan la cuenta de lo que toman con un lápiz. Así eran las calculadoras y las cajas registradoras en 1870.

(ABC Viajar)

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