martes, 21 de febrero de 2017

Morcilla de calabaza

La morcilla de calabaza es una de las más laboriosas en su producción. Se elabora a partir de la grasa del cerdo, los llamados “gordos”: el tocino que se quita a la carne cuando ambos se separan. Se le añaden, también, distintas hortalizas, especialmente calabaza o carruécano.
Se debate cuál es la mejor forma de consumirlas, ya que dependiendo del municipio se prefiere comerlas simplemente con un trozo de pan de pueblo, darles una vuelta en la plancha cuando no estén muy hechas, crudas, extendidas en tostas a modo de paté, fritas, asadas, en preparados con quesos y embutidos, en ensaladas o en cocidos de legumbres, ya sean garbanzos, alubias, lentejas…
Otra forma de saborear la morcilla de calabaza es calentar una sartén sin aceite, cortar la morcilla en trocitos de un dedo de espesor y dejar que se desgrase ella sola. Cuando se vaya poniendo oscura, se le da la vuelta en la sartén y está lista para consumir.
La morcilla de calabaza también es conocida con el nombre de morcilla colorá o morcilla de “tol año”, porque se puede consumir en todas las épocas gracias a su larga duración.

(Jennifer Arenas)

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